Trasteando estas navidades por ahí, me encontré con la edición de 2007, de Minotauro, de la Trilogía cósmica de C.S. Lewis, formada por Más allá del planeta silencioso, Perelandra, un viaje a Venus y Esa horrible fortaleza. Aprovechando las fechas, conseguí que me la regalasen… para llevarme una desilusión. Moraleja: o la pides en tu biblioteca, o la consigues en Bookcrossing…la verdad, empezaba bien, me gustó el primer volumen, pero la moralina cristianizante no me va nada, aunque se envuelva de pseudo-sci-fi.

Más allá del planeta silencioso prometía. Un viaje interestelar, sin comerlo ni beberlo, de una persona normal, Ramsom, raptada, que se ve envuelto en un intento de conquista y explotación comercial, potenciada por una malignas y extrañas inffluencias (chico, parece la Gran Bretaña del imperio…). El protagonista entra en contacto con esas formas superiores de existencia, y consigue tener una visión global de lo que pasa en el espacio-tiempo del sistema solar, del auge y caída, de los problemas que se avecinan…

Pero el problema se avecina para el lector, porque Perelandra, un viaje a Venus es el inicio de un rollo moralizante sobre la pareja original, el jardín del edén y la tentación y el pecado original. pero en este caso la mujer resiste. Curioso, el malo va a por ella, y al hombre ni se le acerca, ya que sólo aparece al final, cuando la pobre ha vencido todas las maquinaciones y presiones del espíritu malo. Si bien el entorno y la narración es original, este volumen se convierte en un ejercicio pro-cristiano occidental, que difícilmente puede digerirse…

Para acabar con Esa horrible fortaleza. Horrible sí que es: una especie de mix narnio-sobrenatural-medieval-terrorífico-cristianizante de díficil encaje. Sale hasta el Merlín artúrico redivivo, ahí es nada. Total, para que al final llegue la venganza divina, mueran en el fuego los malos, ganen los buenos y Ramsom suba al cielo (o casi). Lo único que me ha atraído de este volumen es que el paisaje de fondo lo forma una universidad decadente, bastante corrupta, y un centro de investigación que se pretende megaguay y faro de la ciencia… eso sí que parece el mundo real.

A todo este panorama no es ajena la evolución religiosa de C.S. Lewis (que ya aflora en la saga de Las Crónicas de Narnia), y que se empeña en hacer una espejo de su pensamiento y evolución personal en los relatos que escribe. Muy amigo de Tolkien, se le pegó poco de la calidad narrativa de éste, lo que no quita para que a otros les guste su literatura (ahora hablo de gustos, y eso es personal). Para saber más, como decían en Starship Troopers, puede consulta la página de C.S. Lewis en Wikipedia. Eso sí, no lo regale a no ser que su destinatario sea católico militante, o esté en fase de búsqueda personal (aunque igual se le quitan las ganas de segur buscando…).