Pues sí, parece que los alienígenas peligrosos están retornando a las películas sci-fi que podríamos llamar de «serie B» en la actualidad. Este verano he visto tres de ellas, filmadas en los últimos años, y es un descanso que los malos vuelvan a ser pequeños, malvados y come-personas…
La sci-fi cinematográfica se estaba volviendo realmente cansina mostrando avanzadas civilizaciones extraterrestres que venían con aviesas intenciones, y a las que los humanoides terrestres derrotaban merced a su proverbial inteligencia, solidaridad, sacrificio, etc, etc, etc. O, a la inversa, venían a ayudar, movidas por unas celestiales nociones de bondad y avance cósmico-solidario-cultural… Volviendo al tema original, a mí me gustan las pelis con alienígena(s) «malo malísimo», aderezado con dosis de misterio y terror. Además, son un tema clásico de la sci-fi. Al fin y al cabo, una buena historia siempre necesita un malo o una mala ¿verdad? Atención: siguen spoilers…
Europa Report (2013): explorar Júpiter y los planetas lejanos está de moda. A la Tierra llega la información de una expedición perdida que fue enviada a a la luna Europa, para estudiar el océano que se esconde debajo de la capa de hielo. Pero hay algo vivo debajo de la superficie, y no parece hacerle mucha gracia tener vecinos a la caza y captura del beneficio comercial. Además, tiene la mala costumbre de hacer desaparecer al personal por el expeditivo método de romper el hielo y que se hunda en el proceloso piélago… sin supervivientes. Aunque la fotografía y la ambientación están bastante bien conseguidas, el guión es muy plano y predecible.
Los últimos días en Marte (2013): pues nada, que como en Marte no hay vida, hay que ir volviendo a casa… pero claro, con las maletas hechas, aparece el típico científico que se salta la más elemental prudencia, y es infectado por algún tipo de espora que lo convierte en un asesino ultrahormonado. Como no podía ser de otra forma, se entretiene infectando y eliminando al resto de expedicionarios. Para no ser menos que sus compañeras, sin supervivientes. Se deja ver de forma entretenida, y, a pesar de algunos gazapos espaciales, la ambientación es buena. La acción resulta menos claustrofóbica que en la anterior. ¿Marcará un retorno de la sci-fi británica al cine?
Apollo 18 (2011): en la senda de las misteriosas misiones Apolo que nunca tuvieron lugar, y la miríada de opiniones y contubernios confabulatorios que tanto gustan por ahí, se trata de una película en tono documental, que pretende reflejar la última misión tripulada a la Luna, como no podía ser menos, secreta y de orientación militar. Todo parece normal, hasta que aparecen los restos de una misión rusa tripulada, uno de los astronautas es mordido por algo, empiezan a fallar las comunicaciones, aparecen roturas en sistemas de la nave… y es que unas misteriosas arañas-piedra mutantes (y carnívoras) del lugar tampoco están muy conformes tampoco con tener humanoides correteando por el territorio selenita. Otro final trágico. La NASA ya avisó en su momento de que, a pesar del tono documental, era una película de ficción, que hay mucho iluminado por ahí…