No, no podía dejar pasar más tiempo sin escribir sobre Avatar. La verdad es que los epítetos que se me ocurren pueden llegar a ser ofensivos, así que lo vamos a dejar en una crítica para película de serie z en cines de barrio de doble sesión (sí, eso existía allá por los 60 y 70). Un año que prometía, que elevó bastante el nivel con la muy correcta Moon y con la excelente Distrito 9, no merecía pasar a la historia de la sci-fi cinematográfica por el capricho caro de Cameron.

Pero es lo que hay.  En primer lugar, tengo algo que decir sobre el cacareado 3D: ¿y los que tenemos problemas visuales? ¿Y la gente con visión reducida? Ponerme unas gafas de esas me produce mareo y jaqueca, y a mucha otra gente. Ah, claro, los humanos imperfectos no importan a Hollywwod ni a sus sicarios, será que no he visto Gattaca… así que la ví en 2D. Siempre había creído que lo importante del cine era el guión y su plasmación visual en una historia, no lo visual por sí mismo… cuando una película es floja, o directamente mala, los críticos de tres al cuarto y canapés tutiplén recurren al cacareado recurso de la fotografía, el montaje o lo visual, como en la menos que mediocre Ágora. Como en Avatar. Pues lo siento, pero yo no creo que Avatar pase a la historia por el 3D, en todo caso por ser de las primeras en gastar un dineral en un 3d impresionante… pero vacío.

Pobre bagaje. pero claro, depués de «Tontanic» poco más se podía esperar, excepto rutilantes cáscaras vacías. Cameron me parece un magnífico director de escenas de acción (algunos piensan que K. Bigelow es mejor). Lo único que puedo salvar de Avatar es el ritmo y composición de la batalla final. Terminator y Terminator 2 me parecen magníficas. Como película me gusta más la primera, pero la persecución con el T1000 en el camión  en la segunda es un cima del cine de acción. Y Aliens es una de las pocas películas que llevo en los portátiles, y que no me canso de ver a ratos en viajes o en reuniones. Cameron empezó a decaer con Abyss (aunque es anterior a Terminator 2) y de ahí para abajo.  Guiones simplones, irregularidad narrativa, poca imaginación… el relleno de la croqueta no engaña. Y aún encima amenaza con un remake, recurso clásico del vago incompetente, de Forbidden Planet... se lo tenían que prohibir, desde luego.

La historia que intenta narrar Avatar no puede ser más ordinaria: un rollito buenos/malos con fondo de new age californiana trasnochada. Es plana, previsible, sosa, y sin apenas progresión. La primera mitad de la película es un soberano aburrimiento, con un colorido chillón que parece sacado de una consulta de adivino televisivo, eso sí, en 3d, para que a la gente se le pase el rato diciendo «ooooh» y moviendo las manos en el aire intentando coger algo, con una merecida estulticia. Cuando quiero soñar, prefiero poner música de David Arkenstone o Chris Spheeris, que es mucho más imaginativo. Y sobre animalitos fantásticos tipo dragones, pues bueno, los jinetes de dragones son un clásico de la literatura fantástica, lo cual nos lleva a la cuestión de la originalidad.

Porque en Avatar no hay nada original. Nada. La cuestión de equilibrio/conciencia del planeta, introducida y mucho mejor tratada con la hipótesis de Gaia en Final Fantasy. La carga aérea, Apocalypse Now. Los trajes de batalla, el robot de trabajo de Aliens (y descritos por Heinlein en Starship Troopers). Jinetes de dragón, en cualquier saga de Dungeons &Dragons. La tensión entre los bloques económico-militar y científico es un clásico, o lo era, del cine estadounidense… anda, me recuerda algunas partes del guión de Aliens. Podría seguir un largo rato, pero es que ya me canso. Y luego dice que le ha costado años preparar la historia, bla, bla, bla… supongo que habrá tenido que pagar un dineral a las gestoras de derechos de editoriales y cinematográficas, con tanta copia, digo, creación.

Voy a acabar con un deseo final: cuando Ripley, digo la Weaver, estaba en conexión con el planeta a punto de morir, me estaban entrando unas ganas de que un alien surgiese de su pecho y se merendase a los soseras pitufoides.. eso sí que hubiese añadido algo de sal a una película en la que lo único interesante era el personaje del coronel macarra xenóbofo Miles Quaritch.