Nostalgia del espacio

Mayo se asocia con la primavera, con lo nuevo, con el renacer… pero lo cierto es que mayo de 2011 se ha visto marcado por el final de dos sueños del espacio, que se han ido para no volver. Y su final me produce una notable nostalgia, una sensación de soledad, una abandono en el frío y turbulento espacio exterior (o interior)…

Mayo ha visto la penúltima misión de los transbordadores espaciales, de las lanzaderas estadounidenses. La misión Endeavour STS-134 a la Estación Espacial Internacional ha sido el último vuelo del Endeavour. La Atlantis STS-135 volará el próximo 12 de julio. Las lanzaderas han sido retiradas del servicio. Los recortes de la administración estadounidense tampoco han abierto otras vías para disponer de nuevo de naves reutilizables. Parecer que vuelve a ser más barato construir vehículos desechables para ir al espacio. El diseño de los transbordadores apareció en películas antes de ser reales, cuando estaban en el tablero de diseño o en sus primeras fases de construcción. Incluso en Moonraker, de la franquicia de James Bond. En mi etapa adolescente monté y guardé muchos años una maqueta del Enterprise. Las desgracias de Challenger y Columbia fueron el punto de inflexión que significó el principio del fin para la aventura iniciada el 12 de abril de 1981 con el lanzamiento del Columbia STS-1. Los que tengan la oportunidad de viajar a los Estados Unidos, podrán visitar los transbordadores supervivientes en diferentes museos.

Ahora sólo se puede viajar al espacio en las veteranas, pero renovadas y confiables, Soyuz TMA rusas (casi digo soviéticas 😉 que también tienen ya en acción su sustituta, la nueva Soyuz TMA-M, la «digital«. Pero lo que poca gente sabe es que los soviéticos también diseñaron y probaron su propio transbordador, el Buran, que llego a hacer un vuelo automático no tripulado con éxito. La caída de la Unión Soviética hizo el resto. Resulta impresionante ver las fotografías de las abandonadas instalaciones soviéticas destinadas al ensamblado y lanzamiento del transbordador Buran.

En el lejano planeta rojo, el robot-sonda Spirit ha sido dado por caído en combate… un robot pensado para trabajar tres meses, que ha durado en activo cinco años. Eso sí que es un éxito de la ingeniería y del diseño. Me lo imagino moviéndose lentamente por el suelo marciano, rodeado de polvo y azotado por el viento, y me vienen a la memoria escenas de Planeta rojo. Su compañera Opportunity continua operando sobre el planeta, y puede conocerse el desarrollo de la misión en el web de la misión de exploración en Marte del Jet Propulsion Laboratory. ¿Volverá algún día? ¿Irá el hombre a Marte? Las naves perdidas en el espacio siempre me traen el recuerdo del V’ager de Star Trek: la película…

← Entrada anterior

Entrada siguiente →

1 comentario

  1. Fran

    Buran era un transbordador «soviéstico» (ésta vez sí) que tenía mucha más autonomía, mucho más maniobrabable y más versátil que su homólogo norteamericano.
    También existió un prototipo de la ESA (Agencia Espacial Europea) encabezada por Francia, llamado Hermes, el cuál se aproximaba más a la filosofía del Buran que de las lanzaderas norteamericanas.
    Pero la relación peso/precio hizo que desestimaran su uso, al igual que lo que ha propiciado el fin de los transbordadores americanos.
    Ahora que la Estación Espacial Internacional está «casi» construida del todo, y no necesitan la inestimable ayuda del brazo robótico canadiense que usaban los transbordadores (máximo responsable del exitoso rescate del Hubble y colocación de los módulos de la ISS), optarán por cápsulas espaciales de última tecnología, lo cual es curioso ya que se trata de una evolución de las entrañables y gloriosas cápsulas Apolo del programa espacial que los llevó a la Luna.
    Quizá también influya algo, que Estados Unidos está empezando a abrir el espacio a las corporaciones privadas. Subcontratas espaciales (mucho astronauta retirado y ex-altos cargas de la NASA se han pasado a la industria privada) y los principales lobbys aeroespaciales llevan tiempo presionando a una asfixiada administración norteamericana deseosa de ahorrar…
    El problema, como siempre es quién se hará cargo de sufragar los gastos de investigación.
    La aventura del hombre en el espacio está siendo sustituida por máquinas semi-autónomas dirigidas parcialmente desde la tierra, aunque siempre nos quedará el recuerdo del Sputnik y de Gagarin…